El pasado día 26 de mayo, domingo siguiente a Pentecostés, los vecinos de Estebanvela celebraron la tradicional romería del Padre Eterno, de gran devoción en la comarca. Una vez más, un gran número de personas acudió a la cita, y la pradera de El Coto vivió uno de sus días grandes. Sólo la lluvia, que arreció a partir de la hora de la comida, dio al traste con la intención de muchos romeros, que no pudieron compartir mesa en la pradera.

Los actos programados para tan festiva jornada se iniciaron a las doce y media de la mañana, con la celebración de una misa mayor para la que la ermita resultó pequeña, dada la cantidad de fieles que la abarrotaban.

Tras la misa, la venerada imagen barroca de la Santísima Trinidad o del Padre Eterno fue sacada en procesión por las inmediaciones del templo, acompañada por los alegres acordes de dulzainas y tamboriles. Numerosas mujeres bailaron ante la imagen durante todo el recorrido y a las puertas del templo, al son que marcaban los acordes de las tradicionales jotas.

A continuación se procedió al remate de los ocho palos de las andas así como de otros muchos donativos, en especial dulces.

A la hora de la comida, que es tradición que se celebre en la pradera, la lluvia hizo acto de presencia y dio al traste con la intención de los romeros, aunque algunos se atrevieron a compartir mantel bajo los soportales que se alzan junto al templo.

Ya por la tarde, las precipitaciones no consiguieron restar protagonismo al rezo del rosario y al trisagio cantado, en una ermita en la que, en esos momentos, las mujeres eran clara mayoría.

Concluidos los actos religiosos, llegó el momento del esparcimiento y el baile, en una tarde que estuvo marcada por la inestabilidad atmosférica.